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Manifestaciones oculares de las enfermedades autoinmunes

 

Los pacientes con enfermedades autoinmunes son valorados inicialmente por médicos generales o familiares. Es importante entonces conocer no sólo los efectos sistémicos de estas patologías, sino también sus manifestaciones oftalmológicas.

La principal estructura comprometida a nivel ocular es la córnea, pero pueden afectarse también: conjuntiva, coroides, esclera, retina y órbita.

 

La mayoría de estas enfermedades requerirán finalmente ser referidas al oftalmólogo.

 

La patología autoinmune más frecuente en nuestro medio es artritis reumatoide, en la cual cerca de 25% de los pacientes tienen compromiso ocular, dado en especial por queratoconjuntivitis seca o síndrome de ojo seco. Otras manifestaciones son:

Escleritis, epiescleritis, queratitis, úlceras de córnea y con menor frecuencia, coroiditis, vasculitis retiniana, nódulos epiesclerales, desprendimiento de retina y edema macular.
Los síntomas del síndrome de ojo seco incluyen: sensación de cuerpo extraño o quemazón, dolor y visión borrosa, que se presentan en especial al finalizar el día, debido a la evaporación de la película lagrimal. Una forma sencilla de evaluar la función de las glandulas lagrimales en el consultorio es con el test de Schirmer, en el cual se coloca una tira de papel de filtro en el fondo de saco conjuntival inferior por cinco minutos. Si la tira esta humedecida menos de 10 mm, las glándulas lagrimales no estan funcionando de manera adecuada. Si se dispone de una lámpara de hendidura, el examen de la córnea puede revelar queratopatía punteada erosiva o filamentos.


El objetivo primario del tratamiento del ojo seco es reestablecer o preservar la película lagrimal. Para ello, el paciente debe ser educado en el sentido de utilizar gafas de protección solar, humidificadores en los cuartos y evitar ambientes secos antes de pensar en utilizar substitutos lacrimales. Estos pueden aliviar los síntomas, pero la mayoría contienen preservantes que pueden ser tóxicos para la córnea. En casos severos, la oclusión del drenaje lagrimal o tarsorrafia pueden ser necesarios.


Escleritis y epiescleritis son otras de las manifestaciones observadas con frecuencia en artritis reumatoide y ocurren con una prevalencia de 4% a 10%. Su diferenciación se realiza de acuerdo a la zona anatómica comprometida a la apariencia al exámen directo.

 

TRATAMIENTO: aplicación de la zonoterapia y Terapia Celular.